El sistema que tantos éxitos generaba se volvió un monstruo hambriento. Una lucha legal que ningún artista debería enfrentar tan temprano en su vida nos obligó a verlos caer. Las pantallas coreanas se apagaron para tres de esas cinco voces. Las promociones cesaron. Los medios los censuraron. La industria quiso darnos una sola respuesta: olvídenlos.
Pero nosotras no olvidamos.
La incertidumbre se volvió nuestra compañera diaria. Cada actualización en foros era un suspiro retenido. ¿Volverán? ¿juntos? ¿a qué precio?
La respuesta era obvia: ellos.
Yo no estuve en ese domo. Pero estuve en cada fancam que se subía en mala calidad a YouTube. En cada traducción hecha a la carrera. En cada fan que cruzó océanos para ocupar un asiento y ser nuestros ojos. Ese concierto se vivió en comunidad, como un acto de resistencia.
Jaejoong, Yoochun y Junsu subieron al escenario con una verdad que dolía solo de mirarla, no sabían qué iba a pasar con su futuro, ni con su música, ni con nosotros; pero aun así cantaron.
Cantaron con el alma en carne viva.
Hubo momentos en los que las voces se quebraron, y no por técnica. Momentos de silencio donde la garganta ya no aguantaba. Miradas al público como si buscaran una respuesta que ninguna empresa supo darles:
¿todavía estamos aquí? ¿todavía nos quieren?
Y la respuesta retumbó más fuerte que cualquier nota alta, era un sí rotundamente.
Fue el recordatorio de que detrás de un ídolo hay un ser humano que puede decidir sobre su libertad. Fue la prueba de que el amor entre artista y fan no depende de permisos, ni de pantallas, ni de rankings. Fue un abrazo colectivo que la industria no pudo ni podrá censurar.
Muchas cosas cambiaron después, el tiempo se encargó de llevarlos por caminos distintos, con altibajos que cualquiera puede rastrear; pero si hoy JYJ sigue siendo un nombre que provoca emociones intensas, es porque hubo un día en que no nos vencieron.
El Thanksgiving live in dome fue, y sigue siendo, la prueba más clara de que hay batallas que se ganan simplemente resistiendo. Y aquel día, resistimos juntos.
Y ahora, después de 15 años, tenemos una nueva oportunidad de revivirlo juntas, sentirlo con el corazón y encontrarnos como la familia que siempre fuimos. Este 30 de noviembre, el fanclub peruano dedicado a TVXQ, JYJ y la carrera en solitario de cada uno de los miembros que nos hicieron soñar en nuestra adolescencia, CTT, llevará el Thanksgiving live in dome a la pantalla grande en el UVK de Plaza San Martín. Las entradas están disponibles a través del Instagram de @wearectt. No es solo una proyección, es volver a decirles, desde Perú, que nunca los dejamos solos.
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